Por Anibal Velásquez
“Sobre el fondo tétrico y real de la insalubridad, extensa, difusa y crónica ¿por dónde despuntará lo nuevo, la salud? ¿Qué elemento podrá determinar el cambio? ¿Cuál es el punto crítico decisivo?”
Hugo Pesce (1) escribía esta reflexión en 1945 refiriéndose a la realidad sanitaria de las zonas rurales del país, situación que ha ido mejorando con los años; sin embargo aún persisten las inequidades de acceso a los servicios y ahora se añaden problemas provenientes de la modernidad, la globalización y el cambio climático. En consecuencia, sus sabias preguntas están plenamente vigentes.
De alguna forma el Instituto Nacional de Salud ha sido creado para responder estas preguntas, aunque hasta el momento el Instituto ha estado concentrado en proveer servicios e investigaciones de excelencia para controlar epidemias y enfermedades transmisibles que aquejan no solo al país sino a la Región de las Américas; así como desarrollar importantes aportes en otras áreas como la alimentación y nutrición, control de medicamentos, salud ocupacional, salud intercultural y en productos biológicos, tal como se muestra en el Informe Memoria del año 2009 del INS. Sin embargo, es ahora una excelente oportunidad para asumir el reto de responder estas preguntas con ideas, proyectos, propuestas de políticas y programas, tecnologías sanitarias, evidencias científicas e innovaciones tecnológicas. Más aún, cuando en el año 2007, el rol del Instituto fue cuestionado a tal punto que algunos pensaron que debería ser desactivado.
Tal vez la causa fundamental del cuestionamiento se haya encontrado en que el INS ha estado desligado de la toma de decisiones, de las prioridades sanitarias, y de ofrecer servicios y productos acordes a las necesidades actuales. El INS ha contribuido de forma limitada con la mejora de las intervenciones sanitarias, los programas y las políticas de salud.
La crisis del INS del año 2007 ha sido el estímulo para poder reevaluar y repensar lo que estamos haciendo. Tuvimos que investigar nuestro pasado y evaluar nuestro presente para proyectar una nueva visión para los próximos 20 años
En este contexto, el Instituto Nacional de Salud ha comenzado un proceso de discusión y reflexión de cara a los desafíos que no han sido resueltos y los nuevos que han comenzado a afectar la salud y el desarrollo, tales como la globalización y el cambio climático. Así como, para atender otros desafíos que provienen de las reformas sanitarias y de la creación de UNASUR.
Producto de estas reflexiones consideramos que el Instituto principalmente deberá cumplir con sus funciones de generar evidencias y gestionar el conocimiento para mejorar la eficacia y eficiencia de las intervenciones, implementar reformas y modernizaciones en el sistema de salud que conduzcan a mayor bienestar y mayor equidad. De esta forma el Instituto se prepara para ser una plataforma de las nuevas reformas y un puente entre el conocimiento y las decisiones.
El primer paso fue establecer las prioridades de investigación a partir de las prioridades de salud, elegidas de forma participativa. Tomando en consideración que la investigación en salud es un bien público que ayuda a los países a diseñar e implementar estrategias y políticas para mejorar las condiciones de salud y enfrentar los desafíos sanitarios emergentes y mejorar la eficiencia, calidad y equidad del sistema de salud. Con este fin se realizaron reuniones técnicas y administrativas con plena participación de representantes del sector de salud, las instituciones académicas y la sociedad civil de cada región. Finalmente en un Foro Nacional con 500 representantes de todas las regiones y de Lima se eligieron 7 prioridades de investigación vinculadas a mejorar la disponibilidad de recursos humanos en salud, desarrollar intervenciones para mejorar la salud mental, desarrollar intervenciones más efectivas para reducir la desnutrición, la mortalidad materna y las enfermedades transmisibles.
Por esta razón será necesario realizar los arreglos institucionales para que el INS cumpla con funciones regulatorias, de gestión del conocimiento, desarrollo de investigaciones y evaluaciones de tecnologías sanitarias y promoción de la investigación en relación a las prioridades elegidas. Los arreglos institucionales están referidos a la asignación de las funciones específicas a un área existente o a una nueva, dependiendo el caso; la reconversión o contratación de personal; y la elaboración de una estrategia legislativa o promocional, que aliente a investigadores dando facilidades, recursos o intermediando financiamiento.
Además, será necesario formular, desarrollar y apoyar políticas eficaces que promuevan el fortalecimiento de la capacidad de innovación sanitaria en nuestro país. Consideramos que las esferas clave para las inversiones son las capacidades relacionadas con la ciencia y la tecnología, la producción local de productos farmacéuticos, los ensayos clínicos, la reglamentación, la propiedad intelectual, la medicina tradicional, la evaluación de programas, la generación de evidencias y la gestión del conocimiento. Para lo cual se tomarán las medidas que incluyen aquellas que los países miembros de la OMS han acordado adoptar en la estrategia Mundial sobre Salud Pública, Innovación y Propiedad Intelectual (OMS, 2008) (2):
• Se fortalecerán las capacidades para atender a las necesidades de investigación, desarrollo e innovación relacionadas con productos y programas sanitarios
• Se respaldarán las inversiones en recursos humanos y bases de conocimientos, sobre todo en materia de formación teórica y práctica, especialmente en relación con la salud pública
• Se fortalecerá al INS como un centro de excelencia de evaluación, investigación, innovación tecnológica, evaluación de programas y para la gestión del conocimiento
• Se reforzarán los recursos humanos dedicados a la labor de investigación, generación de evidencias y gestión del conocimiento por medio de planes nacionales de creación de capacidad de mediano y largo plazo
• Se fomentará la cooperación internacional con el fin de elaborar políticas eficaces de conservación de los profesionales sanitarios, incluidos los investigadores
• Se fortalecerán los mecanismos de examen ético en el proceso de investigación y desarrollo de ensayos clínicos
• Se reforzarán y crearán alianzas y redes Norte-Sur y Sur-Sur para apoyar la creación de capacidades y para crear una corriente de transferencia de tecnología relativa a la innovación en materia de salud
La visión del Instituto es que contenga profesionales de excelencia que aporten innovaciones tecnológicas y conocimientos científicos como catalizadores para mejorar el bienestar y reducir las brechas científicas y tecnológicas que actualmente existen con los países desarrollados. Aspiramos tener “Amautas”, sabios del incanato, que participen del diseño de políticas, las reformas y programas con base en evidencias y en resultados.
Con este fin se han establecido las líneas estratégicas de mediano y largo plazo que se ajustan a un Plan Marco de Desarrollo Institucional y al nuevo ROF institucional.
Asumimos que la innovación es un imperativo de supervivencia, en consecuencia el INS debe adaptarse para sobrevivir y desarrollarse, ya no mas en un entorno local sino internacional. Por lo que se necesita generar personas innovadoras y una cultura que favorezca la innovación. Por esta razón la estructura organizacional y física del INS contiene como centro la innovación y la formación de recursos humanos para irradiar en forma de transferencia científica y tecnológica y de gestión del conocimiento. Esto se representa en el Sol Innovador (Inti Kamay) del Parque Tecnológico del INS.
REFERENCIAS
1. Pesce H. (2005). Pensamiento Médico y Filosófico. Lima: Instituto Nacional de Salud. Ministerio de Salud
2. OMS (2008). Estrategia Mundial sobre Salud Pública, Innovación y Propiedad Intelectual de la Organización Mundial de la Salud. Ginebra: 61ª Asamblea Mundial de la Salud
Foto: Maqueta del nuevo edificio del INS; Inti Kamay "El Sol Creador"
lunes, 29 de marzo de 2010
lunes, 22 de marzo de 2010
Link between child survival and maternal and child nutrition
By Anibal Velasquez
At the beginning of the 1980‘s child health continued to be in a state emergency since 15 million children under 5 were dying every year. In those circumstances a proposal was made to modify the Alma Ata Primary Health Care model (1,2) by developing effective interventions for groups at high risk with the implementation of few technological applications irrespective of social and economic development and the participation of the community (3). This new plan was called 'selective health primary care‘ and involved implementing vertical programs focused on the diseases causing the high mortality rates among infants under 1 year of age and young children.
On the basis of this model the strategy "Revolution of Child Survival‘ was developed, led by UNICEF and set upin1982. This strategy was based on four low cost interventions, known jointly as the GOBI strategy (4,5): monitoring of growth to evaluate nutritional status, oral rehydration therapy to treat infant diarrhea, breastfeeding to ensure the health of young children and immunization against six fatal childhood diseases. The GOBI strategy received the support of the main MDG-led initiatives such
as the Extended Immunization Program and other programs for the control of diarrheic diseases and acute respiratory infections(6). Later, three other components were added – complementary foods, spacing between births and maternal literacy. The selective primary health care received the support of the donors who were in favor of investing resources in 'child survival‘ programs. Those efforts helped to decrease the mortality rate of the under
5‘s around the world (7): from 115 per 1000 live births in 1980 to 93 in 1990, a reduction of 19% in 10 years.
From 1990, when the MDG‘s were established (8), efforts were concentrated on improving maternal and child health around the world because with these objectives it was possible to link health with development. This MDG
approach was based on evidence showing that health is a pre-condition for economic growth and conversely economic development, if it is properly managed can achieve huge improvements to the health and life expectancy of women and children (9). Accordingly, health in itself is a development goal to be linked to the welfare of the individual.
This MDG focus, to link health with development, has resulted in an important political commitment and great motivation on the part of the international community to make the reforms and investment necessary to reach the health MDG‘s and those which allow improvement to health (education, sanitation, nutrition and gender equality) in particular among the less favored and/or excluded groups. The methodology employed by the MDGs consists of selecting priorities, establishing goals and monitoring progress. Therefore, commitments are established and responsibility assigned for accountability in respect of progress made on reforms, implementation of policies and programs and their achievements in helping to reach the MDG‘s. Consequently, with the inclusion of MDG 4 and MDG 5 the MDG‘s are in themselves a way to improve maternal and child health. This is not the first time that child health goals have been proposed. In 1980, UNICEF and the WHO proposed the reduction by half of child deaths within a certain time, for which solutions and strategies were put forward to reduce child mortality and improve child health. However, these initiatives did not have the impact that the MDG‘s are now having. The last UNICEF report on the state of world infancy and childhood 2008 mentioned that ‗Unlike the 1980‘s, when UNICEF was often waging a solitary war for child survival, today it has the support of numerous allies in this endeavor‘.
The Lancet series in 2003 on Child Survival (10,11,12,13,14) helped to increase the awareness that each year worldwide more than 10 million children under 5 die and that more than half of these lives could be saved with the implementation of simple measures (15). As an example, 2 million children die of diarrhea and the majority of those cases could be treated with oral rehydration therapy. Another 2.1 million die of pneumonia (more than the number of those dying of HIV, tuberculosis and malaria). A further million die of malaria but could have been protected through the use of antimalarial drugs or bed nets treated with insecticides. And hundreds of thousands of children die of measles which could be prevented by cheap and effective vaccine. In this series it was pointed out that despite the existence of these simple and effective measures the world has been paying more attention to the AIDS pandemic and the resurgence of tuberculosis and malaria, to the point that progress made in reducing child mortality had been slowed or halted in the poorest countries, and in some cases reversed.
In 2005, the Lancet series focused on neonatal mortality (16,17,18,19), showing that almost 40% of the deaths of children under 5 occur in the first month of life, and reviewed evidence regarding the most effective, feasible and low-cost interventions.
These two series provided the necessary evidence to revitalize efforts to reduce deaths among children and the newly born and to achieve MDG 4. Since 2003 we have seen notable progress in the advocacy for child and neonatal survival. Under the leadership of the OMS and UNICEF public commitments have been made to reduce child mortality. To this end important alliances have been made around the world and from 2005 forces joined for maternal and neonatal health, expanding the group known as Partnership for Maternal, Newborn and Child Health - PMNCH) (20). This group focuses on advocacy for accelerating action on the national level and strengthening global accountability mechanisms, including recent evidence and proposals outlined in the Lancet series on maternal survival (21) and the link between child survival and maternal and child nutrition (22).
The WHO is responsible for promoting and assisting all countries in the effort to increase coverage of all effective interventions, strengthen health systems and follow up on interim progress and affects on nutrition and mortality.
In 2005, in response to the World Health Report of that year, the World Assembly of Health Ministries passed a resolution to place maternal and child survival at the top of the list of priorities. Accordingly, from 2005 on, a progress follow-up will be done every two years on maternal, neonatal and child survival in countries with high mortality rates with the aim of achieving DGM 4 (child survival) and DGM 5 (maternal health) (23). "Countdown to 2015" is the name for this collaborative effort highlighting the progress, obstacles and solutions towards achieving the DGMs. Within this global framework strategies and interventions for maternal, neonatal and child survival are being developed in Central America and the Caribbean and therefore many of the initiatives, strategies and interventions are the same. Yet more so as consensus has grown among co-operating agencies to combine and complement efforts and align the co-operation agenda with the DGMs and national priorites. The differences found underlie the political and economic situation within the country, the features of the national health system, the capacity to offer services, the availability of technical and financial resources, the technical capacity to implement interventions and the decision and commitment of governments to make the necessary reforms and allocate resources to fulfill these priorities.
REFERENCES
1 Declaración de Alma Ata, 12 septiembre 1978. Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud. OMS y UNICEF
2 Schuftan C. (1990). The Child Survival Revolution: A Critique. Family Practice, 7(4): 329
3 Werner D, Sanders D, Weston J, Babb S, Rodríguez B. (2000). Cuestionando la solución: Las Políticas de Atención Primaria de Salud y
Supervivencia Infantil con una crítica detallada de la Terapia de Rehidratación Oral. HealthWrights
4 WHO (2002). The world health report 2002 - Reducing Risks, Promoting Healthy Life. Geneva: World Health Organization
5 UNICEF (2007). The State of the World's Children 2008. Child Survival. New York: United Nations Children‘s Fund (UNICEF)
6 Claeson M, Waldman R. (2000). The evolution of child health programmes in developing countries: from targeting diseases to targeting
people. Bulletin of the World Health Organization, 78: 1234–1245
7 UNICEF (2007). Op. cit
8 Los ODM fueron adoptados por 189 países en 2000 y que deberán cumplirse para el año 2015
9 Freedman L, Wirth M, Waldman R, Chowdhury M, Rosenfield A. (2003). Child Health and Maternal Health.Background Paper. New
York: Columbian University
10 Black RE, Morris SS, Bryce J. Where and why are 10 million children dying every year? Lancet 2003; 361:2226-34. 11Jones G, Steketee R, Black RE, Bhutta ZA, Morris SS, and the Bellagio Child Survival Study Group. How many child deaths can we prevent this year? Lancet 2003; 362:65-71. 12 Bryce J, Arifeen S, Pariyo G, Lanata CF, Gwatkin D, Habicht JP and the Multi-Country Evaluation of IMCI Study Group. Reducing child mortality: Can public health deliver? Lancet 2003; 362:159-64. 13 Victora CG, Wagstaff A, Armstrong-Schellenberg J, Gwatkin D, Claeson M, Habicht JP. Applying an equity lens to child health and mortality: More of the same is not enough. Lancet 2003; 362:233-41. 14 The Bellagio Study Group on Child Survival. Knowledge into action for child survival. Lancet 2003; 362:323-7. 15 The Lancet (2003). The world‘s forgotten children. The Lancet Volume 361, Number 9351:1 16 Lawn JE, Cousens S, Zupan J. 4 million neonatal deaths: When? Where? Why? Lancet 2004; 365:891-900. 17 Darmstadt GL, Bhutta ZA, Cousens S, Adam T, Walker N, de Bernis L. Evidence-based,cost-effective interventions: how many newborn babies can we save? Lancet 2004; 365:977-988. 18 Knippenberg R, Lawn JE, Darmstadt GL, Begkoyian G, Fogstad H, Walelign N, Paul VK. Systematic scaling up of neonatal care in countries. Lancet 2004; 365:1087-1098. 19 Martines J, Paul VK, Bhutta ZA, Koblinsky M, Soucat A, Walker N, Bahl R, Fogstad H, Costello A. Neonatal Survival: a call for action. Lancet 2004;365:1189-1197. 20 Countdown Working Group. Taking Progress in Child Survival: The 2005 Report. New York: UNICEF 21 Ronsmans C, Graham W. Maternal mortality: who, when, where, and why. Lancet 2006; 368: 1189–200
22 Black R, Allen L, Bhutta Z, Caulfield L, Onis M, Ezzati M, Mathers C, Rivera J. (2008). Maternal and child undernutrition: global and regional exposures and health consequences. Lancet 2008; 371: 243–60
23 Countdown to 2015. Traking Progress in Maternal, newborn & Child Survival: The 2008 Report. Available at: www.countdown2015mnch.org
sábado, 6 de marzo de 2010
Informe memoria de la gestión del Instituto Nacional de Salud del año 2009
Jefe del Instituto Nacional de Salud
Durante el año 2009 pudimos valorar la verdadera dimensión del Instituto Nacional de Salud (INS) cuando enfrentamos la pandemia de influenza AH1N1. Este acontecimiento mundial puso a prueba la capacidad resolutiva, las competencias de sus profesionales, la eficacia, eficiencia y calidad del INS. Los trabajadores del INS demostraron su compromiso y dedicación para servir al país sin el temor de exponer sus vidas al enfrentarse a un virus desconocido y letal, como fue al inicio de la pandemia. Fueron días intensos, de 24 horas y 7 días de la semana, trabajando bajo presión.
El primero de Mayo de este año fue el punto de quiebre para cambiar la errada imagen de un Estado incapaz e ineficiente y con servicios de deficiente calidad. En ese momento ya existían voces que anunciaban que el país no estaba preparado para enfrentar esta pandemia. Ese día se mostró por primera vez a los peruanos una parte de lo que el Estado tenía preparado para estas circunstancias. Se mostró un Instituto con infraestructura y equipamiento de alta complejidad al servicio del país. Los medios de comunicación visitaron el laboratorio de Biomedicina de Bioseguridad Nivel 3, lugar donde se realizan diagnósticos de enfermedades producidos por agentes altamente peligrosos y que pocos países de América del Sur lo tienen. Todos recordaremos las imágenes de los trabajadores del INS con escafandras y trajes especiales en ambientes con atmósfera controlada. Así se mostraba el trabajo silencioso del Instituto.
El laboratorio de Biomedicina es un costoso laboratorio completamente equipado para realizar pruebas de biología molecular de diagnóstico confirmatorio del nuevo virus de influenza AH1N1y con controles de calidad de la Organización Mundial de la Salud y el CDC de Atlanta. Este laboratorio, así como otros proyectos de inversión del INS, fue diseñado hace más de 5 años, y fue cuestionado argumentando que sus servicios no eran necesarios porque en todo caso deberían ser privatizados. Ahora debemos agradecer la visión que tuvieron sus gestores porque la pandemia también nos enseñó que el sector privado no estaba en condiciones de realizar estos diagnósticos, ni estaba dispuesto a invertir para algo que era temporal. Además que este tipo de laboratorios requiere de varios meses para su instalación y operación, y para contar con personal calificado.
No solo se cuestionó la implementación de estos laboratorios, sino también de las plantas de producción de vacunas. Esta corriente de pensamiento de dejar al Estado solo con funciones regulatorias y de fomento por ser ineficiente, casi tuvo éxito durante la reforma del Estado que se realizó el año 2007. Una de las acciones de reforma fue la fusión y/o absorción de los Organismos Públicos Descentralizados, entre ellos se tenía casi el acuerdo de fusionar el INS con otra OPD, lo que hubiese provocado su desaparición. Esta decisión del Ejecutivo pudo ser revertida gracias a la gestión de sus trabajadores y de instituciones académicas y de la sociedad civil que sustentaron las razones por que el INS debería seguir.
Esa defensa histórica consistió en responder una pregunta ¿Por qué el INS debería continuar?. Aquí extraigo los principales argumentos:
“El Instituto Nacional de Salud y hasta el día de hoy contribuye a la protección de la Salud Pública frente a epidemias y enfermedades transmisibles en el Perú.
La Salud Pública es un derecho y muchos gobiernos la protegen a través de entidades autónomas que son sus respectivos Institutos Nacionales de Salud.
La gestión del INS debe continuar siendo autónoma, para administrar y producir servicios y productos biológicos con capacidad de respuesta oportuna ante epidemias y enfermedades como la gripe aviar y el SARS, cuyo riesgo de transmisión está relacionado al comercio internacional y el traslado de personas. La autonomía asegura economías de escala en la asistencia técnica que el INS brinda a la red de laboratorios de Salud Pública a nivel nacional y en la preservación de la infraestructura y equipos de alta tecnología.
La función técnica dirimente del INS basada en su neutralidad, permite realizar evaluaciones de control de calidad en diversas áreas como las de medicamentos, alimentos y bancos de sangre optimizando los productos destinados a la salud y la nutrición de la población, evitando conflictos entre agentes económicos. La neutralidad aludida permitirá evaluar el impacto y los efectos que las nuevas industrias extractivas, así como los proyectos de desarrollo, tienen sobre la salud de los peruanos, articulándose al diseño y fortalecimiento de políticas en Salud Pública.
En la medida que el INS realice sus acciones en forma autónoma, el Gobierno podrá honrar sus ompromisos asumidos frente a la población peruana y a la comunidad internacional en materia de Salud Pública, en el contexto de un mundo globalizado”.
Estos argumentos fueron validados en menos de 2 años con la pandemia, y gracias a que el INS mantiene su autonomía administrativa y operativa se pudo dirigir los recursos directamente recaudados para terminar de implementar los laboratorios y seguir con el financiamiento de los proyectos de inversión.
Sin embargo, aún debería ser motivo de reflexión ¿por qué el INS llegó a esa situación? Parte de la explicación se encontraría en la falta de estrategias de comunicación sobre el rol del INS en la salud pública del país tanto hacia los ciudadanos, líderes de opinión como a los que toman decisiones en el Estado.
Creemos que esto va más allá de una simple estrategia de comunicación porque la mejor manera de demostrar el valor de una institución como el INS es ajustando la organización a las necesidades del país. Es evidente que luego de la pandemia será difícil que alguien piense que el INS no es necesario o que se pueden o deben privatizar sus funciones.
La crisis del INS del año 2007 ha sido el estímulo para poder reevaluar y repensar lo que estamos haciendo. Tuvimos que investigar nuestro pasado y evaluar nuestro presente para proyectar una nueva visión para los próximos 20 años.
La búsqueda del pasado nos llevó a descubrir que el INS tenía más años que lo que creíamos. El año 2009 festejamos 73 años cuando en realidad su orígen se remonta al 29 de Mayo del año 1896. Es decir que nos encontramos en una institución centenaria con cerca de 114 años. Esto explica la grandeza del Instituto, sus orígenes prueban que el INS se crea en respuesta a necesidades del país. En 1896 se crea el Instituto Vaccinal para producir vacunas y dar cumplimiento a la Ley de vacunación obligatoria.
En este informe memoria en particular se presenta una reseña histórica del INS, los logros y los retos superados el año 2009 y se proyecta la visión de futuro con nuevas funciones y enfocada en enfrentar los nuevos retos: la globalización, el cambio climático, las reformas sanitarias y la cooperación Sur-Sur. Esta visión ha permitido construir un nuevo ROF y las bases para un plan maestro de inversiones que incluye la modernización de las plantas de producción de biológicos, un Centro de Convenciones, una planta de producción de medicamentos, un centro de formación de recursos humanos especializados, un centro de control de enfermedades, un centro de generación de evidencias y evaluación de políticas públicas, una encuesta nacional de enfermedades no transmisibles y la creación de un Centro de Investigaciones en Iquitos con otro laboratorio de nivel de Bioseguridad 3.
En el cuerpo principal del documento se hace un resumen que destaca los principales logros de los Centros Nacionales. Ellos desarrollaron con gran responsabilidad su plan de acción y asumieron nuevos retos. Se resalta la acreditación internacional del Centro Nacional de Control de Calidad con ISO 17025 y su calificación de ser un laboratorio A1 que recibe medicamentos para su control de calidad de la OMS y FDA y brinda asistencia técnica a otros centros de la región. La exportación de suero anti veneno de arañas hacia Chile. La capacitación y acreditación en lectura de placas radiográficas para el diagnóstico de silicosis a profesionales médicos de países de la región y la alta calificación de los laboratorios de salud ocupacional de CENSOPAS. La capacitación en el diagnóstico y control de la Enfermedad de Carrión a profesionales de los institutos nacionales de salud de la Región Andina en el Centro Nacional de Salud Pública. La acreditación del laboratorio de alimentos del CENAN y su mayor participación en la política nacional de nutrición.
La administración fue más eficiente esta vez superando la ejecución presupuestal de años anteriores de 56% a 86%, siendo mayor la ejecución en los recursos ordinarios llegando al 92% y al 100% en la ejecución del presupuesto de inversión. Y en cuanto al rol rector del INS en investigación, por primera vez, se establecieron prioridades nacionales de investigación mediante procesos participativos en las regiones y en una asamblea nacional con representantes de todo el país.
El mejor argumento para asegurar la continuidad del INS son sus frutos, como los mostrados en este informe, gracias a sus raíces fuertes y su capacidad de adaptación a los nuevos retos. El INS es ahora una institución con tradición y valores que se moderniza, reforma y adapta a las necesidades del presente y futuro del país y de la Región, de tal forma que se prepara para contribuir a la integración de UNASUR y servir de plataforma para las reformas y sostenibilidad de un país más competitivo, equitativo y con mayor desarrollo.
Foto: Asamblea nacional para establecer prioridades nacionales de investigación en salud. Sede de Chorrillos del INS, 2009
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