Por Anibal Velásquez
Una evaluación de las principales iniciativas globales en salud (WHO, 2009) (1) indica que la introducción de gran cantidad de recursos orientados a enfermedades específicas en sistemas de salud débiles – esto es, con limitados recursos humanos para la salud, inadecuado financiamiento y gerencia del sistema, o con deficientes sistemas de información o logística - podría no garantizar los resultados esperados. Ante ello, se recomienda alcanzar un balance adecuado entre la oportunidad de atender problemas de salud específicos y el fortalecimiento de sistemas nacionales de salud, sobre la base de una mejor interacción entre estas alianzas globales, los gobiernos, las agencias cooperantes y otros actores interesados.
El Grupo de Colaboración sobre Sinergias Positivas de la Organización Mundial de la Salud señala la urgencia de modificar la actual situación proponiendo cinco recomendaciones básicas: a) impregnar el desempeño de los sistemas de salud con el dinamismo y ambición respecto al logro de objetivos de las iniciativas globales en salud (IGS) e incluir la incorporación de nuevos socios como la sociedad civil; b) extender las metas de las IGS y agregar indicadores y estándares de fortalecimiento de los sistemas de salud; c) mejorar el alineamiento de la planificación y asignación de recursos entre las distintas IGS y de éstas con los sistemas nacionales de salud; d) generar información y evidencia confiables sobre el costo-beneficio del fortalecimiento de los servicios de salud y la necesidad de inversión complementaria a la de las IGS; y e) asegurar el incremento de recursos para el crecimiento sostenible y equitativo de los sistemas nacionales de salud.
A su vez, el Banco Mundial (31) (Banco Mundial, 2008) (2) ha reportado lecciones aprendidas de los proyectos del Fondos Global, indicando que lo más importante es el alineamiento de estos fondos con las prioridades nacionales, y que se debe evaluar con atención si es necesario implementar nuevas iniciativas con un canal separado de financiamiento y con programas verticales que pudieran afectar la gobernanza del país beneficiario. Sugieren que se deberían hacer los esfuerzos necesarios para integrar estas iniciativas con las estrategias y capacidades sectoriales, contribuyendo así a resolver brechas y necesidades nacionales y asegurando la sostenibilidad de los resultados.
Frenk (2009) (3) propone que se pueden utilizar intervenciones prioritarias con los fondos globales para conducir mejoras en los sistemas de salud.
En particular en el Perú se ha reportado que programas verticales no tienen el impacto y la sostenibilidad deseados, por más que tengan intervenciones efectivas (4), cuando se realizan en sistemas de salud con limitaciones de infraestructura, recursos humanos y sistemas logísticos deficientes.
Referencias
1 WHO (2009). An assessment of inter-actions between global initiatives and country health systems. Grupo de Colaboración sobre Sinergias Positivas / Organización Mundial de la Salud. The Lancet 2009; 373: 2137-69
2 Global Program Funds at Country Level: What have we learned? . The Global Programs and Partnership Group -Concessional Finance and Global Partnerships Vice Presidency -The World Bank, 2008.
3 Frenk J. The Global Health System: Strengthening National Health Systems as the Next Step for Global Progress. PLoS Medicine 2010; 7(1): e1000089
4 Harvey S (2009). Malaria Rapid Diagnostic Tests in the Peruvian Amazon: A Promising Start and an Uncertain Future. Case Study. Bethesda, MD: Center for Human Services
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